Del eso a hexo hay un buen trecho.

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¿Un debate sobre la nueva generación tecnológica?
L.

yo y yo

Es genial a veces quedar para tomar algo contigo mismo. El viernes quedé conmigo para ir al cine y tomar algo despues. Yo llegué tarde, pero mi otro yo fue puntual. Soy Jacobo, me presento.

Pero volviendo a la quedada con mi otro. Pensamos qué pelicula podiamos ver, y El erizo se perfilaba como elección. Fuimos al cine y no decepcionó. Francia y franceses, riendose esta vez de lo cultos, inteligentes e interesantes que son. Un retrato de la burguesía parisina desde los ojos de una niña de 12 años y la portera de su edificio. Todo esto salpicado con citas y filosofía barata coronado con un trágico final, practicamente lo mas genial del film.

Yo lloré.

Mi otro fue mas duro, aguanto como el hombre que es.

Luego nos fuimos andando a casa.

Con el último disco de The xx en nuestros oídos.

Hablamos de nosotros.

Hoy la semana pinta diferenta, pinta mejor.

ansío las estrellas pero abocado estoy a la pecera

Buen día!

J.

¿Tarde para presentaciones?

Un mes escribiendo y aún no hemos dicho nuestros nombres.
Yo soy Ana, encantada.
Y también podreis leer a Jacobo, pero resulta que es algo tímido y saludará más tarde.
Todo un placer.

L.

No pretende ser ésta una recomendación musical.

Aunque también.

L.

Marti, el cansancio, la pereza o la Casita me han vencido.
Descanso por la noche y comienzo el día contigo ¿vale?

Déjame estudiando, y dame los buenos días.

Aquí estoy yo, aireando mis intimidades.
¿Realmente va a tratar este blog ese tema?
Quién sabe, en todo lo que escribamos o enseñemos habrá algo de nuestra propiedad, una parte nuestra que mostramos, el límite entre lo que es privado y lo que no, lo ponemos nosotros, porque nada será como no queramos que sea. Pero quizás entonces si lo pensásemos y le pusiesemos normas ya no sería tan nuestro.

Aunque no lo parezca, la imagen de arriba no es tan sencilla como parece, incluso ella necesita ser pensada, y el azar no tiene mucho lugar en el resultado final siempre que no acierte.

L.

Y llegó...

Entonces abres los ojos y vuelves a ver al mismo chino vendiendo rosas, las cosas no han cambiado tanto al fin y al cabo. El sol sigue en su sitio y el mar todavia no ha dejado de moverse, pero hay algo que sí. Hay algo que sí ha cambiado. No son los coches, se mueven exactamente igual, los coches no son. Yo sigo entero, no me falta nada. Quizás lo que hace esto algo diferente eres tú. Apareces y revolucionas, como los franceses del 68, como los monjes budistas del Tibet. Lo cambias todo.

Morning.

¿Qué tal si no se lo dices a nadie y yo me olvido del mundo durante cinco minutos más dentro de la cama?

L.