viernes, 27 de noviembre de 2009

Mind your hips!

Kitty, Daisy & Lewis
Joy Eslava 26/11/09
L.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Duro

Cuando empiezas un camino esperas de él que te lleve a algún sitio. A veces aciertas, otras fallas. Pero lo importante es seguirlo, tomar decisiones, hacerte fuerte con él. Que nadie te hunda, que nadie intente joderte, sigue caminando. Sigue caminando, no pares, eso es lo principal, mirarte a los pies y ver lo jodidos que los tienes. Y aún asi... Seguir caminando!
J.

domingo, 22 de noviembre de 2009

La magia de Asia.

El comienzo de una tarde que duró 2Gb.
L.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Un pomelo

Me alucina la idea de convertir lo cotidiano en algo maravilloso. Lo ordinario en algo mágico. Con el paso del tiempo el hombre se ha preocupado de convertir en extraordinario algo que ya lo era. Pero a mi no me interesa eso. Me gusta ver lo normal subido de nivel. Ver belleza en algo que aparentemente no la tiene. Descontextualizar objetos, formas y personas y cambiar nuestra visión de ellos al reproducirlos en un nuevo medio, formato o, valga la redundancia, contexto. Asi, aqui les presento, un pomelo.
Adiós,
J.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Las cosas en su sitio.

Y Shaolin en el que nosotros decidamos beber cerveza.

Porque cuando una noche en la calle La Bola viene ella y te regala un pollo asado con patatas fritas no sabes si morir del susto o de la indigestión.

Por ello y con la esperanza de que el milagro se repitiese, por algún tipo de razón que escapa a mi entendimiento, oramos:

Padre chino que estás en el limbo,
traenos un pollo yo te lo pido,
que esté asado, pero no sea robado,
un, dos, tres, cuatro.


L.

Cada miércoles marca.


L.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Los otros de uno mismo.

Los otros de uno mismo. Me gusta esta frase. Es de Rimbaud, aquel loco poeta fránces. Pero insisto, me gusta la frase.
Yo y mis otros. Tú y tus otros.
¿Somos lo que somos?
¿Somos entonces sumas de nuestros otros?
Al crecer, no hacemos mas que quitarnos ese lastre, ese peso que son nuestros otros, ¿pero de verdad hacemos bien?
El mundo de hoy insta a que seamos uno sólo. Uno y no más. No permite desdobles.
Encasillamiento. Individualismo.
En fin. Un horror.
Ahora sed felices e intentad ir descubriendo poco a poco los otros de ti mismo.
Buenas noches.
J.

martes, 17 de noviembre de 2009

Pequeños grandes placeres I

Dormir.
¿Típico?

No conozco vuestra forma de ver las cosas, pero a lo mejor esto es para vosotros una forma fácil de perder el tiempo.
Por eso me explicaré.

Entorno al sueño se crean una serie de momentos mágicos. Dormir no es cerrar los ojos y volver a abrirlos al día siguiente.

Es para mí una de las sensaciones más agradables de este mundo el trance del sonido de un lápiz rasgando un papel. Tumbado en tu cama te dejas llevar por la punta de esa pintura que maneja otra persona, y sin ni si quiera mirarle puedes saber qué cara está poniendo en ese mismo momento, cual es su actitud, firme, rápida, delicada.
Hasta el momento en el que te deja de precupar, y ese rasgueo se convierte en los picos de un sismógrafo que mide tu entrada en el sueño.
Marca tu camino sinuoso, hacia el interior, hasta que te pierdes. Hasta que él se pierde. Dejas de oirlo. Ya sólo. Dormido.
Buenas noches.
L.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Cuentos para noches avanzadas

Huyéndo de ovejas asesinas, si no podeis dormir, os contaré un cuento.
Un cuento al borde de vuestra cama, mientras, sólo si lo pedís, os acaricio el pelo y vosotros cerrais los ojos.

Es éste el cuento de Marquelicia en el país de las maravillas. Era ella una niña sencilla, entre semana iba a la escuela al gran pueblo de Saint Lucas, pero todos los fines de semana volvía al pequeño cortijo en el que creció. En él pasaba el tiempo, rodeada de naturaleza, alejada del ruido, disfrutando de un lugar tan hogareño. El fuego siempre encendido y leche con miel calentita. Una tarde de domingo, tal y como otras tantas, Marquelicia se encontraba fuera de la casa, jugando entre las flores del jardín, descubriendo nuevos rincones del mismo.
Fue durante esta exploración cuando escuchó en la lejanía los acordes de una guitarra, atraída por la melodía, se acercó al punto del que provenía la música, tranquilamente, relajada, disfrutando de cada nota, arrastradas por el viento en el remolino de colores que formaban, y se hacían cada vez más fuertes. Al llegar a ese sitio, tuvo que apartar las ramas de un arbusto para descubrir con asombro un conejo morado tocando una guitarra diminuta en un claro del jardín de su cortijo.
Asombrada, se quedó unos segundos inmóvil, al cobijo de las ramas, observando a esa pequeña criatura entonar canciones tan dulces. Fue al cabo de un momento cuando se dio cuenta de otro de los hechos que más llamaba la atención de ese conejo, a parte de su tremenda habilidad con las cuerdas (tanto vocales como las de la guitarra), era algo que le diferenciaba de todos los conejos que Marquelicia había visto en la tele y en los libros. Y es que su pelaje no era marrón, ni negro. Ni si quiera era un conejo blanco, se trataba éste de un conejo morado. Morado y cantor.
Y precisamente en el momento en el que ella se había decidido e iba a darle la bienvenida a su cortijo, el Conejo Morado miró un reloj y echándose a correr exclamó "Las diez! Las diez! Llego tarde a clase de yoga!" Marquelicia quería dejarle marcharse tan pronto, ella quería escuchar otra canción antes de irse a dormir, así que decidió perseguirlo e invitarle a quedarse, por lo que siguió el camino por el que el Conejo se había escapado.
Aunque cercano a su casa, el bosque era desconocido para Marquelicia, que no tardó en perderse entre los arboles y la oscura noche. Desorientada, se tropezó contra un tronco de árbol caído, cerró los ojos esperando el impacto contra el suelo. El dolor en su cara. Pero éste nunca llegó.

Cuando volvió a abrirlos se encontró descendiendo en picado hacia el vacío. En un pozo sin fondo. Debió caer en un agujero hecho en el suelo.
No era éste, sin embargo, un pozo común. Aun después de minutos cayendo seguía siendo incapaz de ver un atisbo del final (hecho consolador), y de su pared colgaban y vivían todo tipo de objetos y criaturas extrañas. Éstas le hablaban y la señalaban con exclamación, pero al ser su caída constante, nunca conseguía descifrar qué es lo que estas criaturas estaban tratando de decirle. Su nerviosismo incrementaba con la velocidad de la caída de Marquelicia, y metros más tarde comenzaron a tirarle cosas, no sabía ella con qué tipo de intención, entre las que se encontraba un gigante paraguas, que agarró en su descenso, y que, a pesar de las grandes dificultades, abrió por completo, haciendo de paracaídas en el momento preciso en el que Marquelicia se acercaba al suelo, en el que posó los pies con suavidad.

Así es como comenzaron las aventuras de Marquelicia en el país de las maravillas.

L.

La oveja ibérica

Ay!
Como duelen las verdades, pero a veces uno piensa que las ovejas deberian comer carne y no hierba.
Ovejas comedoras de carne. Humana.
Ovejas asesinas.
Ahora cuando mi madre me diga, si no te duermes cuenta ovejitas, le diré: Y una polla!
Las ovejas son asesinas y matan muy fuerte.
Una pena...
Ahora me voy a acostar.
Si no me duermo contaré cervezas.
Gracias Panama.
J.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Un momento de revelación de la verdad

En un momento de repentina genialidad en el que nuestros sentidos superaron con creces la media descubrimos la verdad sobre un un tremendo hecho musical. Preparados para escucharlo. Yann Tiersen no toca la banda sonora de Goodbye Lenin Si es cierto que la compone. Pero no es él quién pone en marcha a la orquesta. Asi hemos descubierto que los componentes de la banda que realmene reproducen la música son los elefantes rosa-chicle que vio Dumbo en su gran viaje psicotrópico. He aqui las victimas de esta injusticia.



Y esta la canción que nos hizo ver la luz:



Trabajan por las noches, sombra de Yann tiersen, sus negros.
Los mismos que escriben a Ana Botella y a Ana Rosa Quintana sus libros.

Hasta nueva visita de Inspiración,
leslumieres.

1

El apagón fue el deseo de un niño cumplido. De estos que no tienes esperanza a ver realizados. No lo esperabamos. Jamás pensabamos que se fuese a hacer realidad. Por eso, al ocurririr, la ilusión nos llenó el cuerpo hasta el más recóndito nervio, músculo y huesecillo. La iluminación. No podría haber existidode no ser por el apagón. Un blog. Dos vidas. leslumières