martes, 17 de noviembre de 2009

Pequeños grandes placeres I

Dormir.
¿Típico?

No conozco vuestra forma de ver las cosas, pero a lo mejor esto es para vosotros una forma fácil de perder el tiempo.
Por eso me explicaré.

Entorno al sueño se crean una serie de momentos mágicos. Dormir no es cerrar los ojos y volver a abrirlos al día siguiente.

Es para mí una de las sensaciones más agradables de este mundo el trance del sonido de un lápiz rasgando un papel. Tumbado en tu cama te dejas llevar por la punta de esa pintura que maneja otra persona, y sin ni si quiera mirarle puedes saber qué cara está poniendo en ese mismo momento, cual es su actitud, firme, rápida, delicada.
Hasta el momento en el que te deja de precupar, y ese rasgueo se convierte en los picos de un sismógrafo que mide tu entrada en el sueño.
Marca tu camino sinuoso, hacia el interior, hasta que te pierdes. Hasta que él se pierde. Dejas de oirlo. Ya sólo. Dormido.
Buenas noches.
L.

No hay comentarios:

Publicar un comentario